Un proyecto acorde a las ideas que intento tratar es "La pista optimista", de Manuel Ocaña. Fue un proyecto para la rehabilitación de la Plaza de la Encarnación, en el corazón de Sevilla. No consiguió ganar el concurso, pero es muy interesante. Es importante la idea de un espacio público vivo, que se renueva y que promueve actividades entre los ciudadanos, mediante una serie de organismos que hacen posible todo esto. Se controla cada detalle, desde la luminosidad, las texturas del pavimento, el aroma... y también se organizan actividades que enriquecen el ámbito cultural, como zonas habilitadas para la música, exposiciones y proyecciones entre otras.
Nada en este proyecto está pensado para permanecer, pues se busca un espacio que evolucione con la sociedad y no se quede obsoleto. Todo tiene su tiempo delimitado y correctamente explicado en el diagrama de temporalidad.
En cuanto al presupuesto, al no construir edificios permanentes sino espacios temporales, consiguen un ahorro considerable respecto al gasto que conllevaría un proyecto cualquiera que ponen como referente. Esta diferencia es destinada a la promoción del proyecto y a las diversas actividades programadas para dar a conocer este espacio.
La pista optimista
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